Sus bocetos: espejo de las pasarelas
- Adriana Blanco
- 24 abr 2019
- 5 Min. de lectura
Me crucé con Lucy Davis antes de saber que la iba a conocer. Me la presentó Instagram. Casualidades de un paseo por la calle de los hashtags, una tarde de agenda poco apretada. Una de sus ilustraciones se coló entre otras imágenes que querían llamar mi atención, pero sólo ella logró captarla. Segundos después me encontraba inmersa en su perfil, en su universo y en su arte. ¿Quién había detrás de aquellos trazos llenos de vida? Regalos del destino, una semana más tarde, de nuevo sin saberlo, la conocí. Fue en la PopUp de Sastrería Moderna, que acoge Gratacós. Allí estaba ella, sentada en un butacón en una esquina de la estancia, llenando de color hojas hasta aquel momento en blanco. Discreta, humilde y con un don. Artista, ¿verdad? Nos volvimos a ver, esta vez en su hogar. Su magia reside también en él. Sobre todo, en su estudio, en la parte alta de la casa. Un estudio que respira artesanía, y es que según explica Lucy, antes acogía un taller de confección. Paralelismos de la vida, el arte llama al arte y su esencia siempre habita. No concibo entrevistas que no lleven a la conversación, que se basan sólo en pregunta-respuesta, y no entienden de matices o el debate. A Lucy la entrevisté, pero lo importante es que hablé.

“En casa siempre ha habido materiales para experimentar, pero el lápiz y el papel siempre han sido mí debilidad”
D- ¿De dónde viene tu interés por el mundo de la ilustración?
Yo nací en Inglaterra. Mis padres son escultores, y también dibujan y yo crecí en un ambiente muy creativo. Estudié Bellas Artes y me decanté por la Historia del Diseño y Arte, que era lo que más me interesaba. Dentro de este ámbito se toca también el diseño y la ilustración, en todas sus versiones y movimiento artísticos. Recién salida de la universidad decidí montar, junto a dos compañeras, un estudio de diseño de ropa y telas para la casa. Combinaba este proyecto con mi día a día como diseñadora gráfica, como sustento económico, y a la vez, siempre con proyectos creativos y sin dejar de dibujar. Para mí dibujar siempre ha sido lo más natural del mundo. Más tarde me fui a estudiar a Barcelona y me enamoré de la ciudad, y también de quien ahora es mi marido y padre de mis dos hijos. ¡Ya llevo 16 años en Barcelona!
D- Volver a las raíces…
Hace unos dos tres años tuve la necesidad de coger papel y lápiz y salir de nuevo a cazar. ‘Going back to the roots’ (volver a las raíces), ya fuera en la calle, en una cafetería o en un bar. Necesitaba observar cómo iba vestida la gente, captar un detalle que me llamara la atención y ponerme a dibujar. Y lo hice. Como era un reto personal no tenia y no tendré nunca nada que perder. Esto es mío y ahí está. Te puede gustar o no, y si es así no pasa nada. En ese momento pensé, “me apetece ir a los desfiles y dibujar en directo, y a ver qué pasa”.
“Me encanta fijarme en los detalles: una pose, un color, una prenda, un gesto...”
A la primera que acudí fue a la 080 Barcelona Fashion; una amiga periodista me explicó cómo funciona la pasarela y me dio contactos a los que poder escribir. Me puse en contacto directamente con los diseñadores, y les expliqué mi proyecto. A raíz de ir cada año, las invitaciones me llegan automáticamente y yo estoy encantada. Estar dibujando en directo en los desfiles es un reto. Salen los modelos y tienes apenas segundos, para capturar aquello que quiere mostrar en diseñador al presentar la colección. Se trata de capturar una esencia: una pose, un elemento de la prenda, un color, un giro… y trasladarlo al papel en un par de trazos. Mi estilo refleja un poco eso, la energía de intentar plasmar esos momentos en papel. Además, llevo 3 años colaborando con Sastrería Moderna, dibujando en directo a la gente que va a la Pop Up. Es la misma filosofía de los desfiles aplicado a los eventos.

D- ¿Cómo es estar al lado de los fotógrafos?
Es muy divertido. Este es un tema que a mí me gusta; recuerdo la primera vez que fui a la 080, y pensé ‘¿dónde me pongo?’ y dije mira, los fotógrafos tienen la mejor visión. Hice un hueco, puse mis colores, mis papeles y nadie me dijo nada. Todos se quedaron alucinados, y me decían que lo hacía muy rápido. Es curioso porqué cada vez que vas ves a las mismas personas.
“En la pasarela no hay espacio ni para la equivocación ni para la preocupación”
D- ¿Qué sensaciones tienes cuando te pones en frente de una pasarela para dibujar?
Se resume a estar en ‘mi zona’; en esos momentos no importa nada y no pienso en nada más. El sonido de las cámaras también influye, las luces y tienes la pasarela enfrente… me encuentro rodeada de sensaciones. En ese momento no hay espacio ni para la equivocación ni para la preocupación.
D- ¿Cómo catalogarías tu estilo?
Mi objetivo principal es dibujar en directo, captar esencias y momentos, y se basa en la rapidez. Casi no tengo tiempo para pensar si me voy a equivocar o prestar atención a los detalles, entonces son dibujos que proyectan energía, movimiento y no son estáticos. También me gusta ver cómo interpreta la gente mis dibujos. Mis padres siempre me decían “nunca tires un dibujo”, y tienen toda la razón. A veces hay dibujos que no me gustan, los guardo y más tarde los vuelvo a sacar y veo cosas que antes no había visto.
D- ¿Cuál es tu contexto ideal para empezar a dibujar?
No hay uno solo. Va muy ligado al estado emocional. En los desfiles la adrenalina genera un escenario, pero luego hay momentos en los que quieres desconectar de todo y dibujar me permite aislarme. Para mi dibujar es mi terapia. Está íntimamente relacionado con mi bienestar, y tiene que transmitir, sino no tiene sentido. Para trabajar necesito fluidez y, sobre todo, comodidad. Por eso siempre utilizo rotuladores de acuarela sobre papel; uso siempre los mismos materiales, ya que encajan muy bien con mi estilo, y lo más importante, me permiten trabajar con rapidez.
“La ilustración es mi salida creativa, mi momento de desconexión”

D- ¿Qué tiene que pasar para que una hoja que está en blanco se llene de color?
Simplemente tiene que haber algo que me llame la atención. No solo es la ropa, sino la actitud y la forma en que la persona se desenvuelve.
D- Entre ilustración y moda hay una larguísima historia de amor, ¿Qué importancia tiene la ilustración en la moda? ¿o quizás la pregunta debería ser al revés?
Siempre han ido de la mano, hasta el momento en el que apareció la fotografía. No obstante, la ilustración está resurgiendo y hay ilustradores que están haciendo cosas maravillosas. Antiguamente los ilustradores eran quiénes capturaban las colecciones, para las revistas, para la publicidad e incluso para robar los diseños entre diseñadores.
D- ¿Crees que la moda es un arte?
Sí, sin duda. La calidad, la creación, lo que implica crear una prenda. Es arte todo el trabajo que hay detrás de un diseñador, de la puesta a punto de sus prendas… No obstante, creo que el talento también se puede trabajar y moldear.
D- ¿La ropa puede ser un lienzo?
Sí. Soy capaz de visualizar tanto en papel como en tela. De hecho, las telas muchas veces son mi lienzo.
Aunque sus bocetos son el mejor testigo de la magia que acontece sobre las pasarelas de moda, ahora se adentra también en el mundo de las bodas. Surgió a partir de la Barcelona Fashion Week, dónde Lucy dejó su contacto a varias editoriales, que más tarde se pusieron en contacto con ella para hacer varias colaboraciones. Este nuevo escenario la llevó a pensar que podría ilustrar en bodas. “Es algo muy especial. Las emociones están a flor de piel, también las mías, y me siento muy inspirada para dibujar”.
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